Contrario a lo que yo pensaba la frontera lingüística no se encuentra en los salones de clase. Tampoco en lo cotidiano; de compras o en el transporte público. Vaya, ni siquiera durante mis encuentros extremos con el hindú de BT, el restaurante de Chinos en South Kensington o la tienda de Polacos de la esquina. No, razono con tristeza que la frontera lingüística no esta en ningún otro lado más que en el lugar más sagrado de todos... una cancha de futbol.
Un poco de contexto….
No se como salió el tema, pero seguro fue uno de mis compañeritos franceses que con solo media “pint” ya empezaba a dar lecciones de arrogancia. Se celebraba que habíamos terminado uno de los módulos básicos y estábamos brindando con una espesa “Guinness” en el Pub de
Pasó pues la semana y los ánimos se fueron calentando aún más. El lunes amanecimos con un blog destinado al partido y para el martes en la tarde ya se encontraba posteada una correlación de los resultados de Francia durante las últimas 6 copas del mundo vs todos los países participantes en el encuentro (Irlanda, España, Mexico y Estados Unidos). Yo subí una foto del Cuau.
Llegó el día del encuentro y acudimos todos puntualmente a la cita. Nos encaminamos a Regents Park y tras cruzar los denominados “Jardines Reales” llegamos al paraíso del pambolero wanabee: 14 canchas públicas perfectamente reglamentarias. La imagen de aquella increíble alfombra verde literalmente se extendía hasta el horizonte. Ni el mismísimo Wembley Stadium hubiera sido mejor sede para aclarar nuestro altercado.
Para mí el partido resultó ser una especie de episodio surrealista. Y es que de inmediato entendí que puedo lidiar con la distancia y que no haya chile chipotle, con el clima, no tener TV y que el pollo sepa a plástico. Pero me niego a lidiar con poner un pase “al hueco” y que alguien diga “that was not predictable”… aaarrrrg!!!!
“en cortito”, “pared”, “bajeeeeen!”, “revientala”, “te apoyo”, “metaaaal!”, “tócala”, “mirame”, “al hueco”, “ya me viste”, “atrás”, “banda”, “voy”, “hijo de su #$%& %&/&”, “no ##$&&”, etc. Ahí tienen ustedes, la mismísima frontera lingüística.
Años…. años de acuñar frases futboleras, de incontables momentos bajo el túnel 34 de CU escuchando al “poeta”, de derrochar clase en cuanta cancha se me ha presentado, de aprender a ordenar con un grito una defensa mal parada, de interminables clases en el anglo y mi 8 en el IELTS… y todo para que?.... para venir a encontrarme “mudo” en una cancha en Regents Park.
El argumento terminó con un aplastante 10-
“De haber sabido que era baile, me ponía mis zapatos de charol”, ahí tienen otra.